lunes, 27 de octubre de 2008

JAMES BOND




En pocos días se estrena la 22ª película de James Bond, con un héroe más vulnerable, golpeado por la supuesta traición de la mujer amada; con el trasfondo de un golpe de Estado en Bolivia y la corrupción más profunda en los organismos de seguridad y poder europeos. Y la primera de todas sus secuelas que es realmente una continuación de la aventura precedente, ya que la acción se retoma allí donde finalizó "Casino Royale"Aunque el lector no lo crea, han pasado 46 años desde el estreno de la primera de las 22 películas protagonizadas por el agente secreto británico James Bond. El mundo ha cambiado. El Mal tiene más poder en el mundo entero. La Ley y la Justicia parecen objetos de museo pero este personaje atlético, apuesto, cínico, valiente, irresponsable, con un apetito sexual voraz y un grado alto de alcoholismo, además de un conocimiento absoluto de todas las armas, largas y cortas, y las necesidades sentimentales y físicas de las mujeres, este hombre, sigue siendo el mismo, quizás más maduro, más sentimental, más enamorado y, en el fondo, más decepcionado de la especie humana. Más vulnerable. Más solitario. Más nostálgico. Llega "Quantum of Solace", la segunda película protagonizada por Daniel Craig (antes estuvieron Sean Connery, George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton y Pierce Brosnan en películas buenas, regulares y malas, con directores y guionistas brillantes, medianos y opacos), y con una novedad fascinante: retoma la historia en el punto en que finalizó la anterior, "Casino Royale", dos años atrás, como la continuación del peregrinaje que se impone Bond para sanar las heridas del alma luego de la supuesta traición de su amada, Vesper, ahogada en las sucias aguas de Venecia al intentar la liberación de su hermano secuestrado.En la escena final de "Casino Royale", Bond capturaba al señor White, el cerebro de toda la operación encargada de financiar los grupos terroristas del mundo entero. Esta nueva película retoma la historia apenas una hora después. Poco a poco y en presencia de su jefe, M (la formidable Judi Dench), descubrimos lo que no queríamos saber: que la organización Quantum tiene infiltrados todos los niveles del gobierno británico y algunas esferas políticas de Europa y Estados Unidos, y que su plan inmediato es fomentar un golpe de estado en Bolivia.Mientras busca las verdaderas razones para el sacrificio de su amada Vesper y penetra los intestinos del Mal desde la estructura de Quantum (es el nombre más extraño, poético y críptico para una película que no sea de Fassbinder), Bond recorre los escenarios más delirantes, salvajes y peligrosos de Inglaterra, Panamá, Chile (como si fuera Bolivia, lo que provocó protestas chilenas), Austria e Italia, acompañado o enfrentado a dos bellas mujeres, Fields (Gemma Atterton) y Camille (Olga Kurylenko), y agentes amigables como René Mathis (Giancarlo Giannini), Félix Leiter (Jeffrey Wright), o enemigos como el general Medrano (Joaquín Cosío) que quiere tomarse el poder pagando con extensos terrenos bolivianos y el peor de todos, el villano más peligroso que ingresa a la galería de la infamia en estas historias, Dominic Greene (Mathieu Amalric, uno de los grandes actores franceses, a quien pronto veremos en "La escafranda y la mariposa"), verdadero amo del Universo y a punto de adueñarse de la mayor fuente de energía natural, localizada en Bolivia. Con un golpe de Estado.Lo curioso es que todos buscan vengarse de algo o alguien. Todos quieren saber lo que otros ocultan. Todos quieren desplazar, humillar, aplastar, seducir y vencer a los demás, utilizando los métodos más salvajes. En medio de las condiciones más peligrosas, dolorosas, mortales y apremiantes, Bond solo quiere saber dos cosas: Vesper, ¿realmente lo quería?, y ¿Hasta dónde están minados el gobierno de Inglaterra y otros países por los corruptos? Y, ¿qué significa ese título en latín? ¿Grado de consuelo? ¿Para quién, para el mismo Bond?.

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