martes, 24 de julio de 2007

Clooney y Owen, los mayores falsificadores de arte del siglo XXUna noticia para poner los dientes largos a las espectadoras del mundo... Dos pesos pesados del atractivo masculino frente a frente, el norteamericano George Clooney y el británico Clive Owen, podrían convertirse en los mayores delincuentes artísticos del pasado siglo, si aceptan la propuesta de los productores Jay Weston y Fred Levinson, quienes han retomado un proyecto que primero inspiró a Michael Douglas con vistas a ser él uno de los protagonistas.Los actores incorporarían a John Drewe y John Myatt, considerados los mejores fasificadores de cuadros, capaces de engañar durante más de 7 años a los más sesudos expertos en arte, y recaudar con supuestas obras de Marc Chagall, Alberto Giacometti, Jean Dubuffet, Nicolas de Stael, Roger de Bissière, Graham Sutherland o Ben Nicholson casi 4 millones de dólares. Ambos fueron finalmente descubiertos y detenidos en 1998 y ahora purgan su pena en una prisión británica.Ian Clement et Dick La Frenais han escrito un guión aún sin título concreto ni director, basado en este caso real que llenó de sonrojo al mundillo cultural inglés y de sorpresa a la opinión pública del país. John Drewe tenía tan escaso conocimiento artístico como enorme desparpajo, y así pudo engañar a los expertos de la Tate Gallery, del Victoria & Albert Museum y de las casas de subastas Sotheby's y Christie's, así como a decenas de coleccionistas. Fue capaz de colarse en sus archivos para documentar falsamente obras inexistentes de famosos artistas contemporáneos y hay quien sostiene que aún habría por el mundo cuadros firmados por primeros pinceles que podrían no ser verdaderos. Todo empezó a finales de los años 80, cuando Drewe estableció contacto con quien se consideraría luego su cómplice. Vio un anuncio aparecido en la revista Private Eye: "Falsificaciones genuinas. Obras de los siglos XIX y XX desde 150 libras". Lo había pagado John Myatt, un pintor sin suerte pero con gran habilidad para imitar estilos ajenos. Drewe se convirtió en su principal cliente. Fue tal el número de cuadros que el estafador le pedía que se vio obligado a abandonar el oleo porque tardaba demasiado en secarse. Drewe "mejoraba" los cuadros resultantes envejeciéndolos con polvo o tierra. También oxidaba con sal los clavos de los marcos.Sin embargo, el fuerte de Drewe eran las relaciones públicas. Así pudo colarse en no pocas instituciones para hacer su "parte del trabajo". En el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres llegaron a darle un juego de llaves de los archivos para que pudiera realizar un supuesto trabajo de investigación. A veces se valía de donaciones en metálico o de algunos de esos "verdaderos cuadros falsos" para granjearse la confianza de sus víctimas.Su objetivo era tener un discreto acceso a los archivos de las instituciones, para así poder colar documentos ficticios que probaban la autenticidad de obras de artistas que jamás habían existido. De esta forma, cuando los expertos propios o ajenos acudían para certificar cuadros que Drewe ponía en el mercado a través de intermediarios, encontraban lo que al delincuente le interesaba. Y es que mientras que Myatt era un genio de la imitación artística, Drewe lo era de la documental. Daba con papel y tinta antiguos, usaba una vieja máquina de escribir, editaba catálogos de exposiciones que jamás tuvieron lugar, falsificaba sellos de caucho o sustituía imágenes de obras verdaderas por las de las imitaciones. Aunque ya al cabo de casi una década de engaños las sospechas empezaban a a surgir, quien de verdad llevó a los culpables a la cárcel fue la mujer de Drewe, Batsheba Goudsmith, que no dudó en visitar a Scotland Yard cuando su marido la abandonó dejando tras sí documentos comprometedores. Por su parte, Myatt declaró en el juicio que al principio pensó que aquellos cuadros eran para decorar la casa de Drewe, pero luego éste aumentó los pedidos y las remuneraciones. No obstante, colaboró con la justicia, devolvió parte del dinero obtenido y declaró contra su "cliente".

No hay comentarios: